MENSAJE A JESSICA, LA DESERTORA
Mensaje a una muchacha
Salud Hernández Mora. Columnista de EL TIEMPO.
Considero que Salud Hernandez Mora es una de las mejores columnistas de Colombia, por su valentía y su carácter frentero para decir las cosas, por dolorosas que sean. Esta columna es una carta a Jessica, la joven guerrillera que desertó de las FARC y se puso a colaborar con el ejército que ahora también la utiliza. Juzguen ustedes esta dramática radiografía:
"¿Sabes, Jessica? Aunque no lo creas, a mí me das mucho pesar. Te imagino llorando de rabia en la soledad de tu celda, pensando a qué horas se te ocurrió pasarte al bando de los buenos, en qué momento te dejaste convencer con sueños de plata y reinserción social.
No sé bien quién eres ni cómo llegaste a las Farc, pero si estás dentro de la media, lo hiciste para cambiar un hogar desnaturalizado y mísero por la dignidad que creíste daba un camuflado y un arma. Participarías luego de algún combate -la ilusión de los guerrillos sardinos-, te enamorarías de un compañero y mantendrías, con el permiso de tu mando, una que otra relación. Un día cualquiera despertarías a la realidad, sintiendo de golpe el peso de una existencia que no te conducía a ningún puerto.
Puede que fuera porque en la guerrilla no encontraste el afecto sincero, ese que siempre te ha esquivado, o porque confiaste en la propaganda que invita a desertar. El caso es que atendiste el llamado que hacemos desde esta orilla y cruzaste de nuevo el río. ¿Para qué? Para descubrir que no nos diferenciamos tanto.
Allá jugaron contigo, te llenaron la cabeza de causas perdidas y violencias injustificadas. Las asumiste, como los demás muchachos, y te convertiste en una autómata sin voluntad al servicio de unos comandantes que arrastran la guerra para no reconocer su fracaso.
Y acá, deslumbrada por las promesas, te dejaste convencer por los contrarios. No solo ganarías plata por las recompensas y podrías regresar a tu casa como el hada madrina que vuelve pajes los ratones, sino que contribuirías a engrandecer la patria, una palabra hueca en el entorno en que naciste, que recién incorporaste a tu famélico vocabulario.
Ahora ya sabes que todos han jugado contigo, que han exprimido hasta la última gota tu desespero vital y la ambición que anida en los corazones humanos, con el fin de ganar algo arrancándote un pedazo de tu vida.
Cuentan que fuiste informante durante tres años y que, gracias a tu ayuda, los militares pudieron arrojar buenos resultados. También indican que estabas a punto de entregar a un destacado jefe guerrillero.
Claro que otros, para cubrirse las espaldas, dicen que no confiaban en tu palabra y que en más de una ocasión así lo habían manifestado.
Fuese como fuese, dejaste de ser útil en ese campo porque eras más necesaria como chivo expiatorio y por eso te sacaron a la luz pública, que es tanto como arrojarte a una fosa.
Todos sabemos que tarde o temprano te matarán tus antiguos compañeros por traicionarlos, pero eso a quién le importa. A fin de cuentas, piensa la gente, eres una delincuente y si te pasa algo, tú sola te lo buscaste. ¿Quién te manda meterte a guerrillera y luego a informante?
Ahora te han encontrado un nuevo papel para seguir jugando contigo. Los políticos del Partido Liberal, esos que siguen sin hacer nada sustantivo para que jóvenes como tú no vean en la guerrilla la única salida a sus vidas desgraciadas, quieren convertirte en objeto arrojadizo contra el Gobierno, haciéndote comparecer en el Congreso, un despropósito y una canallada.
¿Para qué? Para mayor gloria de ellos. Tú no vales nada.
Lo siento por ti, Jessica. Ya supongo que no eres un cúmulo de virtudes, ni un alma blanca, pero no mereces que te pateen unos y otros, hasta el mismo Presidente, despreciando tus mínimos derechos humanos.
Otra vez este país ha quedado en evidencia, hemos dejado los trapos sucios expuestos al sol. No hay ética ni consideración, ni respeto por la dignidad y la vida ajena. Qué lástima".
1 comentario:
Buen día!
Quisiera contactar con el administador del blog! Quisiera proponerle algo!
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